Las fracturas podemos dividirlas también según su localización , puesto que los huesos largos se pueden dividir anatómicamente en 3 partes: la diáfisis que es la zona más extensa, la zona media, ; la epífisis, en dos extremos más gruesos en los que se encuentran las superficies articulares del hueso; la metáfisis que son pequeñas zonas rectangulares comprendidas entre la epífisis y la diáfisis, sobre ellas se encuentra el cartílago de crecimiento de los niños. Por ello dividimos las fracturas según su localización en:
- Epifisarias.
- Diafisarias.
- Metafisarias.
Cada fractura tiene sus características especiales, ya que dependen de la localización y el mecanismo de producción entre otros. Los signos y síntomas son los siguientes:
- Dolor.
- Impotencia funcional.
- Deformación.
- Pérdida de los ejes.
- Hematoma: por lesión de los vasos que irrigan el hueso y los tejidos adyacentes.
- Movimiento anormal.
- Crepito óseo.
- Hemorragia.
Las fracturas pueden tener diversas complicaciones por su localización, por inmovilización y por riesgo de infección. Las principales complicaciones son:
- Shock traumático.
- Lesiones neurológicas.
- Lesiones vasculares.
- Fracturas expuesta, que tiene riesgo de infección.
Los más comunes son:
- Férula: esta se emplea en la inmovilización de fracturas de hueso largo. Si la fractura es en la pierna se inmovilizan la rodilla y el tobillo, si es en el antebrazo se inmovilizan la muñeca y el codo y si es en el brazo se inmovilizan el hombro y el codo.
- Cabestrillo: se emplea para la inmovilización de cualquier tipo de fractura del miembro superior. Se puede improvisar con un trapo largo, una venda corriente o algo similar, hay que tener en cuenta que la mano quede lo mas elevada posible para reducir la posibilidad de movimiento.
Cabestrillo. |
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